Por Qué Dejé El Movimiento

De La Música Cristiana Contemporánea

Por: Dan Lucarini                  

Nota: El libro nombrado en el titulo de este artículo fue publicado por “Evangelical Press USA” (La Prensa Evangélica). El siguiente resumen del libro revela la condición mundana y carnal de una multitud de personas que predominan actualmente en muchas iglesias. ¡Tenga cuidado! El anhelo de Satanás en este tiempo crucial es infiltrarse en las iglesias del Señor y privarnos de nuestra herencia de himnos y cultos tradicionales y bíblicos.

 

Deseo mencionar las razones por las que tuve que dejar el ambiente de la música cristiana contemporánea. Yo no podía aceptar la razón que usaban para defender la filosofía de la música cristiana contemporánea. En otras palabras, me di cuenta que “los postes que sostienen el muelle están podridos y cayéndose”.

 

Nuestra base principal era que “la música es indiferente con respecto a la moralidad”, “Dios acepta todos los estilos de música” y “nadie puede juzgar las preferencias y gustos de otros”. Yo buscaba en la Biblia para comprobar esas teorías. En cambio, yo vi que estas bases no se centran en Cristo, sino en el hombre; son ilógicas y distorsionan los principios básicos bíblicos.

 

Cuando yo vi lo que la Biblia enseña acerca de la verdadera adoración y lo que realmente significa estar en la presencia de Dios, yo me sentía triste de la manera que mi generación usaba con ligereza la música profana y vulgar acompañada de vestidos vulgares para ofrecer adoración y alabanza a un Dios Santo, y nadie involucrado en eso parecía preocuparse por lo que estábamos haciendo.

 

Para preservar mi matrimonio y ser fiel a Dios en todo, yo necesitaba separarme de las tentaciones que siempre formaban parte del ambiente de la música cristiana contemporánea: la satisfacción del ego y la atracción hacia los miembros femeninos del grupo de alabanza.

 

Vi que estábamos en peligro de hacernos hipócritas de la misma manera que habíamos acusado a las iglesias tradicionales. Por ejemplo, una acusación principal contra la música y cultos de las iglesias más conservadoras fue que, a ellos, les faltaba espontaneidad, eran aburridos y ya sabíamos que esperar. Pero de algún modo, no notábamos que también nuestros cultos de la música cristiana contemporánea venían a ser aburridos y siempre lo mismo semana a semana. Los cultos de las típicas iglesias evangélicas y así llamadas “bautistas”, donde buscan complacer al hombre más que a Dios, ya se identifican con el mismo estilo contemporáneo.

 

Nosotros lográbamos crear un estilo musical único en el movimiento de música cristiana contemporánea (Alabanza y Adoración) y ahora tenemos miles de iglesias copiando esto. En el principio, la música rock en las iglesias era “apacible” y no tan “fuerte” como la versión secular actual.

 

El ambiente que crean en el templo se ha degenerado y se ha vuelto aburrido en el orden del programa. Las iglesias tradicionales tienen algunas reglas para refrenarlas, pero las iglesias contemporáneas no tienen límites. Entonces, cuando las cosas vienen a ser muy aburridas, ellos introducen material cuestionable, más elevado y fuerte, con más ritmo. Este es uno de los males de la música cristiana contemporánea: la música es continuamente inclinada a deslizarse y él que guía la música será forzado a aceptar cualquier estilo de música, no importa cuán vergonzosa sea, yo tenía que escapar de todo eso.

 

Hablando musicalmente, como cristiano volví al punto de partida; volví a una iglesia con la misma filosofía de música similar a la iglesia en la cual fui salvo.

 

Es tiempo de descubrir la hipocresía de los líderes de todas esas iglesias quienes justifican la música cristiana contemporánea, afirmando usarla como un método para evangelizar en dichos cultos. ¡No es cierto! La verdad es que estas iglesias usan la música contemporánea en sus cultos para los creyentes también.

 

Uno de los problemas mayores con la música diseñada para agradar a cualquier persona que venga al culto, es que tiene que bajarse al nivel de la naturaleza carnal del hombre pecador y también va a despertar la naturaleza vieja del creyente (su carne), como Pablo decía.

 

En este tipo de iglesia donde asistíamos, la música era aparentemente diseñada para el incrédulo, pero esta excusa era verdaderamente sólo un pretexto ocultando nuestra razón verdadera para incluir la música cristiana contemporánea en el culto. El punto crucial es que sencillamente deseamos usar “nuestra” música en la iglesia, y no lo que consideraba ser la música de nuestros padres o abuelos.

 

Tenemos el mismo espíritu de autocomplaciente, el mismo egoísmo de los años 60 y 70, pero ahora tiene apariencia superficial de una consagración cristiana.

 

Yo comparo esta actitud al dicho famoso de los años 80 cuando querían promover MTV: “I want my MTV”. (Yo quiero mi MTV). Tal gancho publicitario era diabólicamente hábil, porque realmente significa: “Yo quiero escuchar mi música cuando yo quiero y no me diga que no puedo”. Este es el espíritu de autocomplacencia, no el Espíritu de Dios.

 

Nosotros trajimos este espíritu a la iglesia con nuestra música disfrazada como un instrumento para un evangelismo mejor.

 

En 1996, Al Moler Jr. escribió: “La verdadera adoración bíblica es con frecuencia reemplazada por una cultura de entretenimiento, un culto espectacular planeado según el gusto del mundo, sustituyendo la simplicidad de adoración auténtica en la cual Dios es el centro del culto”.

 

Nuestras iglesias son mundanas en estilo de vida, adoración y fervor religioso. Parece que la adoración de Dios es también con frecuencia centralizada en espectáculos y eventos donde el hombre es el centro de atención. La aceptación en la iglesia de la música cristiana contemporánea es resultado de nuestro egoísmo y lujuria y ha sido justificada por engañosos argumentos. Nuestra naturaleza carnal que corresponde a la música mundana dio lugar para justificar su uso en la iglesia.

 

Hemos sido engañados al creer que podemos usar cualquier estilo de música en nuestro culto de adoración y que Dios lo aceptaría. ¡Esto no es cierto! Nuestra aceptación de esta mentira ha dañado una generación completa de cristianos ancianos, ha dividido iglesias y ha alentado la inmoralidad, el egoísmo y actitudes que dividen la iglesia.

 

Pero el punto crucial para todo esto se resume en una cosa: tenemos un enemigo activo llamado Satanás y él desea destruir el éxito de la iglesia local desde adentro hacia fuera.

 

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